Mujer y gastronomía, pasado y presente


Mujer y gastronomía, pasado y presente

Mucho se ha hablado sobre el papel que desempeña la mujer en el mundo de la gastronomía desde que en el pasado mes de octubre de 2018 se crease el movimiento Mujeres en Gastronomía. Movimiento al que se unieron en muy poco tiempo más de 300 mujeres profesionales del sector culinario con un objetivo fundamental: visibilizar la figura de la mujer en las distintas ramas del mundo gastronómico. No obstante, y aunque la tendencia va cambiando, la relevancia del papel femenino en la cocina profesional es aún escasa si la comparamos con la del hombre, y se acentúa aún más cuando hablamos de alta cocina. Por esta razón y para celebrar este día 8 de marzo, hemos querido dedicar esta entrada a hacer un repaso del pasado y presente del papel de la mujer en la gastronomía.

Mujeres en gastronomia Celia Jimenez Restaurante
Reunión del colectivo MEG. Noviembre 2018

La cocina, territorio femenino

Tradicionalmente la cocina ha sido territorio de las mujeres, no sólo ya en el ámbito doméstico, sino también en las cocinas de los negocios familiares donde solía ser la mujer la que estaba al frente de los fogones mientras que el hombre se encargaba de la atención al público. En Córdoba tenemos un claro ejemplo de esta idiosincrasia en las tradicionales tabernas cordobesas, en las que la mujer ha aceptado habitualmente su papel en la sombra haciéndose cargo de la cocina. Sin embargo, con la puesta en valor de la gastronomía y el auge de la alta cocina, son los hombres los que acaparan la atención de los focos mediáticos en detrimento de la presencia de la mujer, mucho menor y en puestos de menor responsabilidad.

Pioneras

Pudiera parecer pues que la gastronomía ha estado huérfana de grandes figuras femeninas hasta hace relativamente poco tiempo, pero nada más lejos de la realidad. Sin ir más lejos, en España encontramos el caso de Nicolasa Pradera, cocinera, empresaria y autora del libro «La Cocina de Nicolasa» que desde su publicación en 1933 ha sido reeditado en múltiples ocasiones. Nicolasa fue propietaria de varios restaurantes en el País Vasco y Madrid y maestra de grandes cocineros posteriores que pasaron por sus cocinas.

Fuera de nuestras fronteras no podemos dejar de mencionar a las conocidas como Mere Lyonnaises. Un grupo de cocineras francesas que desde mediados del siglo XVIII dejaron de trabajar en casa de familias adineradas para convertirse en propietarias de sus propios restaurantes de comida casera. Podemos destacar entre todas a ellas a Marie Bourgeois, que junto a Eugénie Brazier y Marguerite Bise fueron las tres primeras mujeres en conseguir las 3 estrellas Michelin.

Eugenie Brazier Restaurante Celia Jimenez
Mère Brazier, primera mujer 3 estrellas Michelin

Un mundo de hombres

Pese a todo e incluso a la gran deuda que tiene con las mujeres la tradición culinaria en nuestro país y el resto del mundo, hoy día la proporción de nombres masculinos es aún mucho mayor que la de mujeres, sobre todo como decíamos cuando hablamos de cocina de autor (sólo un 10% de los restaurantes con Estrella Michelin están regentados por mujeres). Posiblemente esto tenga algo que ver con la mayor capacidad de sacrificio que las mujeres tienen para anteponer la vida familiar en detrimento del ámbito profesional, en un sector además que demanda un alto nivel de implicación. Pero quizás por esta misma razón tiene aún más mérito que mujeres y cocineras como Elena Arzak, Carme Ruscalleda o más recientemente María José San Román, Macarena de Castro o nuestra propia chef Celia Jiménez hayan escrito ya su nombre con mayúsculas en la historia de la gastronomía.

En definitiva, es innegable que queda mucho por hacer en materia de visibilidad, igualdad de oportunidades y conciliación para poder así incentivar a las generaciones futuras, pero también es una realidad que estamos en el buen camino. Ladran, luego cabalgamos.

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